lunes, 24 de septiembre de 2007

¿Lentitud, rapidez, eficiencia, eficacia?

Hoy quiero reflexionar un poco sobre todos esos conceptos que plasmo en el título de mi post. Estamos en unos tiempos signados por el apuro y la exigencia de hacer las cosas lo más rápida e inmediatamente posible. Ahora me pregunto yo: ¿Es correcto exigir que todo se haga de manera inmediata? ¿En realidad es tan importante la rapidez en las acciones? Uno pudiera pensar que sí, porque como dije anteriormente en estos tiempos es lo que se exige. Pero eso da para filosofar, en realidad. ¿Hasta qué punto lo importante es buscar eficiencia y hacer las cosas lo más rápido posible en lugar de la eficacia y hacerlas bien hechas? Como dije, da para discusión. Yo creo que la respuesta, como en todo en esta vida es buscar el punto medio. La idea no es ir como alma que lleva el diablo por la vida, porque no la vas a disfrutar y más bien te puedes morir más rápido por el estrés y las preocupaciones. Pero tampoco es deseable ir con demasiada calma por la vida, porque antes que te des cuenta se puede acabar y te vas a sentir muy frustrado por no haber hecho todo lo que podías/querías hacer. Además, en ocasiones realmente es importante la eficiencia. Por ejemplo, si queremos hacer muchas cosas en el día, porque tenemos diversos intereses y queremos dedicarle un poco de tiempo a cada una, es deseable que les dediques el tiempo justo para que puedas realizar todas las actividades que quieras. Entonces, mi conclusión personal es esa, hay que buscar el balance, ni acelerado ni retardado, sino los tiempos justos para cada cosa. Algo de eficiencia es necesaria en algunos compases de la vida, pero no exageremos. Es un mal de estos tiempos el aceleramiento exagerado. Como llevamos ritmos de vida tan infartantes, pues estamos todo el tiempo apurados y no disfrutamos como deberíamos disfrutar cada momento vivido. No disfrutamos la comida, la devoramos como lobos moribundos. No disfrutamos el viaje al trabajo o a la casa, vamos desesperados por llegar a nuestro destino, tocamos cornetas como locos y nos molestamos si un semáforo tarda mucho en cambiar. Entonces por otro lado creo que es importante, al menos en ciertas cosas en la vida, rescatar la lentitud y la tranquilidad para hacer las cosas. Sólo de ese modo disfrutaremos de las cosas sencillas de nuestra existencia que, al fin de cuentas, son las que nos hacen más felices. Un atardecer, un cielo estrellado, el trinar de un ave por la mañana. No perdamos la capacidad para estar quietos y atentos a lo que nos rodea, conservemos eso que nos hace seres humanos y que nos diferencia de simples robots. ¡Aún estamos a tiempo!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena columna, buena redaccion y tus conclusiones bastante centradas y acertadas. Claro, segun mi punto de vista. Soy un ingeniero industrial a la mitad de su carrera y te puedo mencionar que es cierto todo lo que mencionas. A mi esposa siempre le digo, pues es una persona muy rapida: "Usualmente es muy util ser rapido, pero es necesario ser acertado, eficaz, pues sino puedes irte RAPIDAMENTE al precipicio". Rescato tu comentario: a cada cosa y proceso darle el tiempo justo.

Fernando